lunes, 30 de mayo de 2011

Angeles de la guarda, Cuento: “Mi ángel guardián”

Ángeles de la guarda


Presentes en las creencias de muchas religiones los ángeles tiene por misión asistir y servir a Dios. Los ángeles actúan también como mensajeros divinos y su gran pureza los hace especiales para proteger y cuidar a los seres humanos. Ángel de la guarda o Ángel guardián, es aquel que por voluntad de Dios ha sido señalado para cuidar a cada persona, basándose en las necesidades de la misma y como fuente de inspiración para que esta desarrolle su potencial inagotable al servicio de la humanidad.


Aún recuerdo de pequeño cuando mi madre me hacia repetir antes de irme a dormir:


“Ángel de la guarda,
dulce compañía,
no me desampares ni de noche ni de día,
hasta que descanse en los brazos de,
Jesús, José y María”


 También conocido como arcángel, querube, querubín, serafín, espíritu celeste, mensajero de Dios, lo cierto es que nuestro ángel de la guarda nos acompaña a lo largo de la vida en nuestra búsqueda personal. Del mismo modo recuerda que es posible invocar a un ángel virtud en momentos de máxima necesidad para obtener auxilio espiritual en un momento de crisis. Recuerda la frase “Santa María de Dios, una virtud” para que un ángel virtud acuda a prestar apoyo emocional a tu vida, en un momento de máxima tensión.


Estaba Elisa asistiendo a un taller de ángeles en Nueva York. Una vez finalizado el tercer día, iba caminando en dirección a su casa y decidió poner en práctica lo que estaba aprendiendo en aquel lugar. Al llegar a Central Park, invocó a sus ángeles guardianes les pidió su protección, les hizo saber que desde aquel momento les abriría su corazón, para que ellos pudieran ser parte de su vida… En eso iba Elisa, cruzando el parque para llegar a su apartamento e invocando a los ángeles, cuando de pronto se cruzó en su camino un hombre, de unos veinticinco años, que al encontrarse de frente con sus ojos él la miró de una forma en la que ella se estremeció y se apoderó de un miedo inmenso. Su sensación fue de poder correr peligro.


 A esa hora por la tarde, mucha gente caminaba por Central Park para llegar a su hogar, después de la jornada laboral, por lo que ella pensó que este hombre, que ya venía siguiéndola desde hacía un tiempo, no podría hacerle nada, al menos mientras ella se encontrara en medio de ese gentío. Sintió, de pronto, una energía amorosa que la envolvía y que le hizo sentir un poco de calma. Al mirar atrás, ya no la seguía ese hombre, así que apresuró el paso para llegar a su apartamento, sintiendo el alivio que no le hubiera ocurrido nada. Al llegar a la esquina del edificio que habitaba, cuatro minutos más tarde, escucho la sirena de una ambulancia que se acercaba y un coche de policía pasaba, frente a sus ojos, y en dirección prohibida, también tocando su sirena y haciendo ademanes para que Elisa se apartara de su camino. Cuando pudo cruzar la calle, había mucha gente fuera del edificio mirando consternados hacia el parque que ella había cruzado hacia unos pocos minutos. Al preguntarle a su vecina de piso que había sucedido, se enteró que se escucho un disparo, hacia cosa de unos cuatro minutos, en el parque. Un hombre había asesinado a una adolescente, que volvía de la universidad a su casa, por oponerle resistencia en el robo de su mochila.


Elisa se acordó de aquella sensación de miedo que tuvo al cruzar el parque , cosa que no le sucedía a menudo. Mientras se amontonaba la gente para ver qué pasaba, ella subió a su apartamento. Se preparó un té, se cambio la ropa y se sentó frente al televisor. En ese momento interrumpían la programación para dar un telediario. Le puso más volumen al televisor, y era la noticia que ella acababa de enterarse a pie de calle, “la policía había detenido al asesino cerca de la escena del crimen”, decía el presentador. Cuando Elisa vio la imagen del hombre, le recorrió un escalofrío por todo el cuerpo, ya que era el mismo hombre del cual ella había tenido miedo esa tarde, el mismo que ella tuvo la sensación que le iba a hacer algo.


 Ella quedó impactada con lo ocurrido aquella tarde, y a la vez intrigada del porqué ella se había salvado de ese hombre. A la semana del incidente, de armó de valor y partió rumbo a la cárcel donde el sujeto se encontraba recluido. Al poder comunicarse con él a través de rejas, Elisa le preguntó si se acordaba de ella. El hombre le contesto que sí, que ella iba delante de su víctima aquella tarde. Ella asombrada volvió a preguntarle:
-¿Por qué usted no me hizo nada a mi? Yo sentí que usted me siguió segundos antes a mí, ¿o me equivoco?
-Sí, es verdad; usted era mi victima esa tarde, pero cuando me cruce con usted aparecieron dos hombres, uno a cada lado suyo, como de un metro noventa, y parecía que la custodiaban. No me atreví a acercarme, ya que ellos seguían caminando junto a usted. Es por eso que mi víctima fue quien caminaba detrás suyo.


Elisa no podía creer lo que escuchaba ¿Quiénes la acompañaban esa tarde como guardianes…. protegiéndola?


Fueron sus ángeles, que al pedirles protección fueron de inmediato a protegerla y la salvaron de haber perdido su vida aquella tarde. Fue la primera manifestación concreta que tuvo en su vida de que los ángeles si existen y están para ayudarnos. Después de esa experiencia, todas las mañana los invoca al comenzar el día.


(Autor desconocido)


 Es muy normal, y a mi criterio recomendable que poco a poco si crees (o quieres creer) en tu ángel de la guarda, le vayas poniendo nombre, rostro y figura. De esta manera te será más fácil y sencillo hablar con él/ella, para contarle tus problemas y pedirle protección.
Dejamos esta página abierta por si quieres darnos tu opinión o experiencia sobre los ángeles de la guarda, quizás prefieras compartir una oración u otro cuento, haz lo que tu sientas.


fuente: pazinterior.net

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